lunes, 16 de mayo de 2011

El 11, ¡terremoto!



¡ESTÁN locos estos romanos! Y no lo digo yo, lo dice Obélix, que les conoce mucho mejor. Alguien se inventó una profecía sobre un terremoto en Roma que iba a ocurrir el pasado miércoles, la distribuyó por correo electrónico y miles de personas salieron en desbandada de la ciudad. A la cabeza iban el 15% de los empleados públicos que, sacrificándose, decidieron poner a salvo la sabiduría administrativa que atesora el cuerpo funcionarial. Muchos de ellos habrán pedido también el jueves y el viernes libre, por el riesgo de réplica, y así volverán el lunes a trabajar y a recoger los supuestos escombros con ansias renovadas. Para rozar el absurdo, una asociación de consumidores acaba de poner una denuncia ante la Fiscalía de Roma por supuesto "delito de abuso de la credulidad popular". Me enternece su ingenuidad. ¿Cómo demostrar que el Nostradamus de pacotilla no tuvo razón? Terremoto hubo y gordo, solo que a un millar de kilómetros de distancia. Una desviación mínima si tenemos en cuenta la superficie de la Tierra. Para las mentes crédulas, la profecía se ha cumplido. Los incrédulos tendremos que seguir con la mosca detrás de la oreja ante la capacidad catastrófica del día 11. Dejando al margen los atentados del 11-S y el 11-M, en lo que va de año se han producido tres terremotos en esa fecha: el 11 de febrero en Chile, el 11 de marzo en Japón y el 11 de mayo en Lorca. Como medida de precaución deberíamos hacerlo desaparecer del calendario, al menos, como día laborable. ¿No les parece?

Josetxu Rodríguez

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