domingo, 30 de diciembre de 2012

Cena de Nochevieja junto a un abrelatas


LA convocatoria llegó mezclada con la publicidad navideña. "Olvídese de la crisis. Nosotros le organizamos una cena de fin de año a un precio módico, y si asiste acompañado de una mujer, le regalamos un abrigo de visón de cretona estampada". En la imagen aparecía una enorme mesa llena de manjares: besugo, cordero, sopa de pescado (no sólo cocida sino enriquecida) y jamón. Por un momento imaginé mi escuálido banquete navideño: cada plato con su abrelatas a la derecha y la bolsa de patatas fritas y gusanitos a la izquierda, la bengala de estrellitas para quemar el carajillo y el pequeño belén hecho con palillos de dientes, papel albal y corchos de botellas. Como ven, un panorama enternecedor y muy conservacionista con la fauna deliciosa, pero poco agradecido para los jugos gastronómicos. 
Así que, como lo del abrigo era un valor añadido, me dirigí al hotel acompañado de Nekane, la silvestre. Había mucha gente y unos señores que hablaban de lo caro que estaban las cosas y más que iban a subir. Nos dieron un caldo en un vaso de plástico y un papel para la rifa del abrigo. Y acto seguido nos ofrecieron comprar un cerdo en multipropiedad y cuando estuviera criado repartirnos los chorizos y los jamones. 
También hablaron del leasing del besugo: te lo colocan en la mesa en Nochebuena y si no lo catas, sólo te cobran el alquiler de un día. Cuando empezaron a hablar de los corderos de surimi me marché. Nekane se quedó, ella por un abrigo es capaz de comerse a Ramón York por la patas.
Josetxu Rodríguez

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