sábado, 12 de enero de 2013

Llegados a este punto, casi prefiero ser esclavo...



EN realidad, a Jesús Terciado, vicepresidente de la patronal CEOE, le gustaría tener esclavos. Pero no puede permitírselo porque, en los tiempos que corren, salen bastante caros. Mucho más costosos que su propuesta, la de contratar jóvenes por 645,3 euros al mes, que es lo estipulado por el Salario Mínimo Interprofesional. 

Puede que a primera vista sorprenda la comparación, pero si se tiene en cuenta que a un esclavo hay que pagarle la casa, la manutención, el agua, la luz, el transporte y las medicinas para que no se muera y te haga la faena, las cuentas salen muy a favor del joven. Además, por esa miseria te quitas de encima mucha responsabilidad. Les pagas la nómina y que se vayan a vivir con sus padres para que les complementen las necesidades vitales, que las empresas no están para pagar caprichos ajenos. De paso, no andarán por ahí quemando contenedores de basura y chamuscando el único modo de subsistencia que les queda a los trabajadores amortizados o inservibles. Todo sea por la paz social.

Tras ganarse el corrupto Díaz Ferrán una celda en Soto del Real, la patronal que dejó no ha aprendido nada y sigue navegando con el cuchillo en la boca, como si tal cosa. Les da igual que aumente la pobreza o se precipite el consumo siempre que cabalguemos a buen ritmo hacia el tercer mundo. Solo necesitan epsilones para fabricar bienes que puedan exportar a lugares donde puedan pagarlos. Abolida la esclavitud, quizá haya llegado la hora de abolir la patronal.

Josetxu Rodríguez

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