Personalmente, la entiendo. Yo escucho hablar a Rajoy y me produce el mismo efecto que la lluvia, vamos, que me adormezco, se me acorcha el cerebro, babeo y caigo en un plácido coma. ¿Cómo podemos pedirle a ella que haga vigilia ante un discurso que es como un cuento chino y que le han resumido en el argumentario que el partido le envía por las mañanas? La única alternativa sería escuchar a la oposición, pero es difícil hacerlo si uno yace sobre el mullido colchón de la mayoría absoluta.
Sugiero que, la próxima legislatura, en lugar de un iPad, les entreguen las obras completas de Kierkegaard y un reposacabezas para evitar daños mayores. Seamos benévolos. A fin de cuentas, ella podría echarnos en cara lo mismo. Los políticos no hablan entre sí, lo hacen para el telediario. Y ¿qué estábamos haciendo nosotros mientras eso ocurría? Pues unos trabajaban, otros calentaban la tartera y, el resto, veía Gran hermano VIP. Vamos, que si pasan lista nos pillan a todos en babia. Como a Celia. La pobre. Al menos, estaba de cuerpo presente y no bebiendo chupitos subvencionados en el bar del Congreso, que esa es otra.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy
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