viernes, 14 de febrero de 2014

Te querré eternamente... hasta el jueves




Si hoy, Día de San Valentín, alguien llama a su puerta diciendo que le trae la luna y cuando abre se encuentra a Joseba, el de Carglass, está de suerte: usted no está enamorado. El enamoramiento es una enfermedad terminal que, en sus casos más graves, termina en el matrimonio, ya sea civil o militar. Y el matrimonio no se inventó para la época en la que vivimos donde todo, a excepción de los yogures, caduca muy rápido. 
Los chinos lo sabían desde hace muchos siglos, como demuestra el proverbio que dice: "Si quieres ser feliz un día, emborráchate; si quieres serlo una semana, cásate; si quieres serlo un mes, mata un cerdo". La filosofía está clara, aunque, en este sentido, Woody Allen era un poco más optimista y afirmaba que las parejas duran más cuanto más alejadas estén las ciudades en las que vivan. Lo que no quita que haya gente fiel durante toda su vida a un tipo de hombre o de mujer. 
El caso de Chaplin es paradigmático: se unió a los 29 años con una joven de 16; a los 35, con una de 17; a los 44, con una de 19; y a los 54, con una de 18. Sin embargo, otros, como Mickey Rooney, que tuvo ocho esposas, piensan que lo mejor para combatir el enamoramiento es casarse al día siguiente de conocerse: "A primera hora, porque si la cosa sale mal, puedes divorciarte a la tarde y no has perdido todo el día". Para las emboscadas de Cupido solo hay una técnica infalible, dejar las cosas claras al principio: "Yo solo abrazo si hay gol". Todas salen huyendo.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

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