viernes, 19 de febrero de 2016

Tontos, selfis y delfines

EN el principio todo era nada. No existían las ondas gravitacionales ni las estrellas ni siquiera los paramecios, que ya es decir. Entonces algo o alguien que vagaba por el vacío insondable decidió hacerse un selfi . Ahora sabemos que ese fogonazo provocó el big bang y todas sus catastróficas consecuencias.

Si nos tomamos una pequeña licencia poética podría decirse que, en ese mismo instante, nacieron los tontos y, como una letal reacción en cadena, comenzaron a crecer y a propagarse por el universo colonizando la tierra y suponemos que todos aquellos planetas con un mínimo de oxígeno para alimentar sus reducidos cerebros.
Einstein, que estudió su evolución, promulgó la primera ley que les atañe: “Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y de lo primero no estoy tan seguro”. Si un tonto es peligroso en soledad, imagínenselo rodeado de estúpidos. Hay una imagen que describe perfectamente esa posibilidad. Es la de ese hombre que ve a una cría de delfín en la orilla, la atrapa y la saca hasta la arena para hacerse un selfi . Al instante, decenas de estúpidos le rodean y pugnan por tomarse fotos con el pequeño mamífero hasta que este muere asfixiado. De nada sirvió la propuesta de uno de los presentes de trasladar el photocall bajo el agua. Esta parábola sirve para que tomemos conciencia de que en todos los sitios hay un tonto, incluso en el mar, y si no puedes verlo es que eres tú. Les dejo, que tengo que sacar el pez de la pecera para limpiarla.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy


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