lunes, 17 de octubre de 2016

El árbol de Pi



EN el grupo de WhatsApp de padres ha causado gran indignación que en primero de bachiller las criaturas tengan que leer El árbol de la ciencia, de Pí Baroja (sic), porque, según dicen, sus cerebros son todavía maleables y corren el peligro de ser maleados. Los más recalcitrantes han sido los progenitores cuyos infantes se inclinan por las letras. Consideran que, dado el título del mamotreto, se lo deben exigir a los de ciencias, ya sean amantes de la botánica o la jardinería. Incluso a los de vocación matemática, como se le supone al autor, dado que sus padres le llamaron Pi en honor del 3,1416. Nuestros hijos, defiende uno, quieren escribir best sellers o triunfar en el Pasapalabra, que es la única forma de ganarse la vida con la literatura y no tienen tiempo que perder leyendo libros de árboles ni leyendo libros. Ni leyendo, por resumir. 
¿No sería mejor que el profesor les tuiteara el resumen de la bibliografía? Incluso podría ponerles algunas filminas con las portadas para que los reconocieran si algún día se los encuentran en alguna librería o garbigune. Yo mismo utilicé este método durante el verano y resultó muy educativo y edificante. Os recomiendo los tres que más me gustaron: Don Quijote: un tipo loco que lucha contra la energía eólica. Moby Dick: marino minusválido odia a una ballena. La ballena le corresponde. Romeo y Julieta: se enamoran, se envenenan y viven felices. ¡Que los disfrutéis!
Josetxu Rodríguez 
@caducahoy

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