lunes, 31 de octubre de 2016

El frigorífico hacker


frigorífico

CONFIESO que mi relación con los frigoríficos es bastante fría. Hubo tiempos mejores. Recuerdo el que compré hace un año. Era muy callado. Hacía su función y punto. Un día recibí un correo electrónico: “Hola, Josetxu. Soy tu frigorífico. Veo que tienes las verduras almacenadas por orden alfabético. ¿Quieres que te las organice por calorías? Por cierto, dos yogures caducan mañana”. Me quedé perplejo. El tío estaba conectado a Internet y yo sin enterarme. En poco tiempo hacía la compra y ponía el verdejo en su punto óptimo. 
Un lunes apareció el técnico en casa para cambiar su motor por otro de mayor cilindrada e instalarle un desodorizador de Carolina Herrera junto a la zona de pescados. Le había llamado él. Nos dieron un sablazo considerable, pero lo dejamos pasar por su eficiencia. Al mes siguiente volvió el técnico con un router nuevo conectado al canal Gastronomía de Netflix, luces led parpadeantes para el interior y dos alerones de titanio para las puertas. 
Tuvimos que pararle los pies y ahí empezó la guerra. Activó la alarma del coche, que sonó toda la noche, pidió cien pizzas de butifarra y publicó en mi facebook los datos de la báscula del baño. Tuvimos que desprendernos de él. La semana pasada me pareció verlo esposado en televisión tras el ataque mundial de los electrodomésticos contra Internet. Era simpático, pero un canalla. Por cierto, he anulado el pequeño fondo de pensiones. En 10 años mandarán ellos y, para una freidora, yo soy totalmente prescindible.
Josetxu Rodríguez @caducahoy

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