martes, 30 de enero de 2018

¡Vaya puigdemónium!

PUIGDEMONT, ese señor con flequillo que tiene el don de lenguas y de leguas, y es capaz de poner tierra por medio sin despeinarse, pasará a la historia como el primer fugitivo al que no le dejan entrar en el país que le persigue. Lo curioso es que se escapó cuando el Gobierno no quería que se fuera y ahora quiere regresar cuando no permite que lo haga. Bueno, quiere que vuelva detenido, es decir, que le detengan antes de que se ponga en marcha. Pero la cosa no parece fácil. De hecho, los jueces saben donde está, porque acaba de jurar bandera en el informativo de las 15 horas, pero no cursan la euroorden porque eso es lo que él quiere y no le van a complacer. ¿Me siguen? La cosa debe tener su lógica, aunque me cuesta encontrarla. Mientras tanto, hay miles de agentes buscándolo como a Wally. Hay quien dice que tras husmear en las alcantarillas y descartar que esté haciendo un túnel bajo los Pirineos, emulando a El Chapo, el ministro Zoido va a desplegar un muro humano de guardias civiles alrededor de Catalunya que lo va a pagar Tabarnia. No sé si será efectiva, porque me informan de que la red que introdujo clandestinamente las urnas para el referéndum ha comprado dos millones de pelucas para convertir Barcelona en un puigdemónium el día de la investidura. Y mientras, en Valencia, los imputados por la Gürtel quejándose de que no les hace caso ni el Telediario del Cinexin. Igual de eso se trata. Vete a saber.

Josetxu Rodríguez
@caducahoy

jueves, 18 de enero de 2018

La bicimáquina es el futuro


LA forma más rápida de viajar al futuro es con una bicicleta estática. ¿Con cuál? Pues con la que tenemos en el trastero muerta de risa. La de un servidor marca 850 metros en el cuentakilómetros. Me acuerdo que los hice al día siguiente de los Reyes Olentzeros de 2009. Me puse a pedalear con mi pantalón acolchado, camiseta transpirable, botellín de agua con pajita y los éxitos musicales del Giro, el Tour y la Vuelta al Estado español de España. Lo que pasa es que me llamaron por teléfono, salí de casa y hasta hoy. 
Se me había olvidado que la tenía hasta que leí un reportaje en el que hablaban de las bicimáquinas y la gran aportación que pueden hacer a la calidad de vida en países con problemas energéticos. Y solo hay que echar un vistazo a la factura de la electricidad de este mes para constatar que nos encontramos en ese grupo. Así que más pronto que tarde puede que tengamos que pedalear para que la televisión se encienda. A menos, claro está, que todos esos macizos y macizas que se machacan en los gimnasios quieran donar su producción eléctrica al bien común, aunque no lo creo, porque luego llegan a casa y baten los huevos con la minipimer. 
Por lo pronto, yo he bajado la bicicleta estática a la sala, para asombro de mi mujer, que siempre había pensado que era un perchero de diseño. Este finde empiezo a generar energía acompañado del hámster que, con su rueda, quiere aportar su granito de arena. Espero que esta vez nadie nos llame por teléfono.
Josetxu Rodríguez 
@caducahoy



martes, 16 de enero de 2018

Su móvil es un paparazzi y vende su vida



MI móvil, como el suyo, es un paparazzi. Al principio fue una leve sospecha, pero se ha convertido en certeza. El sinvergüenza aprovecha el permiso que le damos para usar el micrófono cuando descargamos una aplicación, graba nuestras conversaciones y se las envía a empresas para que nos hagan ofertas que no podemos rechazar. Como esa linterna de 9 euros con una haz de luz capaz de tirar a San Pablo del caballo. 
No crean que me resultó fácil descubrir al malandrín. Tuve que preparar una operación detectivesca en toda regla para que no desconfiara y me arruinara la vida publicando en Twitter la clave de mi tarjeta, que es 123456. 
Todo empezó cuando comenzaron a llegarme anuncios de medicamentos contra el asma. ¿Le suenan los pulmones? ¿Sufre de agobios, siseos, jadeos, sofocos y se queda sin resuello? No entendía nada. Yo respiro perfectamente, pero, pensando, pensando, caí en la cuenta de que el smartphone siempre duerme en la mesilla de noche. ¿Comprenden lo que les digo? Al aparato le pasó lo mismo que a mí con el vecino, que pensé que era un obseso de la pornografía y con el tiempo descubrí que lo que le gustaba era el tenis femenino y aquellos gritos estaban integrados en el juego. 
Ahora que lo sé, sigo igual de indefenso, pero intento confundir al espía hablando de ornitorrincos, samurais, lombardas y cosas así. Todo para retardar en lo posible los anuncios de viagra que, inevitablemente, llegarán.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy

miércoles, 3 de enero de 2018

Boda vaaaa... ¡Cuerpo a tierra!





MALDITA sea. No me lo puedo creer. Le conozco de toda la vida: hemos ido al mismo colegio, nos han zurrado los mismos compañeros de clase, corrimos tras los grises en varias ocasiones (porque ellos eran más rápidos) y fuimos al monte con tienda de campaña cuando aún no era un delito. Además, él sabe que besamos a las mismas chicas antes de que fueran nuestras parejas y, ahora, va el tío y me hace esta putada. 
La invitación me llegó hace un par de días por sorpresa, como llegan las notificaciones de embargo. Dentro me anunciaba la boda de su hija en abril y un esbozo del programa de actos. Me quedé frío durante unos instantes mientras pasaban por mi mente algunas escenas de las últimas ceremonias a las que he asistido. Aquella en la que los invitados bailamos a lo Bollywood mientras los novios entraban sobre un elefante que iba aplastando camareros. O esa otra, en la que me libré de cabalgar una orca en el Loro Parque de Tenerife porque en la despedida de soltero le metimos al novio en el bolsillo un pasaporte sirio y le deportaron desde el mismo aeropuerto. 
Me pregunto qué delito he cometido para tener que cantar, hacer malabares, ponerme nariz de payaso y bailar el aurresku por soleares para agasajar a su hija. ¿Porque tengo cara de saltimbanqui? ¿Porque me odia? ¿Porque ha descubierto que fui yo quien le robó aquel coche tuneado del Scalextric? Sí es así, acepto la condena. ¿Cuándo empiezan los ensayos?
Josetxu Rodríguez
@caducahoy


martes, 2 de enero de 2018

De cosas y mascotas



TRAS la reforma del nuevo Código Civil que aprobará el Congreso de los Diputados, muy pronto los animales dejarán de ser tratados como una vulgar sartén, no podrán ser embargados y hasta los cónyuges tendrán derecho a visitarlos en caso de separación. Esta nueva sensibilidad me permite augurar que quizá, en unos pocos años, mi teléfono móvil pueda ser tenido en cuenta y adquirir el estatus de mascota. A fin de cuentas, para mí lo es. Me despierta con un suave ronroneo, me avisa con un maullido si alguien quiere hablar conmigo y canta como un grillo un minuto antes de que se me peguen los garbanzos en la olla. A orientación no le gana nadie, porque, por intrincado que sea el bosque, me saca de la espesura en un plis plas y casi sin mancharme los zapatos. Por si fuera poco, me acompaña todos los días al trabajo y me distrae con sus gracietas por el camino. Me silba canciones como un periquito, tiene memoria de elefante y difunde mis avisos cual paloma mensajera.
Está bien que, a medida que evolucionamos, el escalafón se mueva. Y que todo lo creado pueda aspirar a un peldaño superior. Bueno, todo no. Por paradójico que parezca, los hay que, habiendo nacido en lo alto de la pirámide evolutiva, se dan la vuelta para convertirse en animales irracionales que depredan en manada y para quienes una mujer es poco más que una cosa. Cuanto antes se conviertan en paramecio, mejor.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy.