martes, 2 de enero de 2018

De cosas y mascotas



TRAS la reforma del nuevo Código Civil que aprobará el Congreso de los Diputados, muy pronto los animales dejarán de ser tratados como una vulgar sartén, no podrán ser embargados y hasta los cónyuges tendrán derecho a visitarlos en caso de separación. Esta nueva sensibilidad me permite augurar que quizá, en unos pocos años, mi teléfono móvil pueda ser tenido en cuenta y adquirir el estatus de mascota. A fin de cuentas, para mí lo es. Me despierta con un suave ronroneo, me avisa con un maullido si alguien quiere hablar conmigo y canta como un grillo un minuto antes de que se me peguen los garbanzos en la olla. A orientación no le gana nadie, porque, por intrincado que sea el bosque, me saca de la espesura en un plis plas y casi sin mancharme los zapatos. Por si fuera poco, me acompaña todos los días al trabajo y me distrae con sus gracietas por el camino. Me silba canciones como un periquito, tiene memoria de elefante y difunde mis avisos cual paloma mensajera.
Está bien que, a medida que evolucionamos, el escalafón se mueva. Y que todo lo creado pueda aspirar a un peldaño superior. Bueno, todo no. Por paradójico que parezca, los hay que, habiendo nacido en lo alto de la pirámide evolutiva, se dan la vuelta para convertirse en animales irracionales que depredan en manada y para quienes una mujer es poco más que una cosa. Cuanto antes se conviertan en paramecio, mejor.
Josetxu Rodríguez
@caducahoy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu participación...